Claro que si no se hubiera dado competencia por aquí, competencia por allá y “no me mires, no me mires, déjalo ya”, los unos y los otros, porque en este caso tan malo ha sido enero como febrero, pues no estaríamos en estas, pero se optó por maquillar a la bestia, una bestia de complejos y rencores de otra época, y cuarenta años después, la bestia se oculta tras un millón de capas de “libertad de expresión” que si te fijas bien… ¡buh! (ah, haber elegido tuto). El problema no es el disfraz, sino la fiesta que tienen montada en la cabeza quienes viven su Matrix, mientras el resto los vemos vagar por un campo de minas desolador, desconcertante, desgarrado y otros ´des´ que solo te da ganas de indicarles la salida. ¡Escolti!
Cuando uno de los objetivos que se reivindican para nuestro sistema educativo consiste en enseñar a separar lo real de lo ficticio, a desgranar la verdad entre las mentiras..., estamos admitiendo la triste realidad de un mundo en el que éstas últimas han adquirido carta de naturaleza, formando parte de nuestro paisaje común y cotidiano.
La presentación del estudio sobre el desafío de las vocaciones STEM (Science, Technology, Engieneering and Maths) que se hizo el pasado 24 de septiembre y que está elaborada por www.digitales.es saca a la luz un problema importante de nuestro sistema educativo: desciende el número de alumnos, tanto hombres como mujeres, que orientan su formación universitaria hacia carreras de las denominadas STEM.
Comenzamos legislatura en la Comunidad de Madrid. Y lo hacemos con un nuevo equipo de gobierno y nuevos responsables educativos en la región, que encarnan una estructura administrativa cuya principal novedad es la creación de una dirección general específica para la escuela concertada que, además, recoge esta circunstancia en su denominación. Nada distinto a la anteriormente existente, cuando la pretérita dirección general de becas englobaba estas enseñanzas, pero que ha llamado poderosamente la atención de los que creen en los monopolios y les incomoda la variedad y la libertad. Una suculenta excusa para cualquier campaña hostil que se precie contra los conciertos educativos y contra las libertades individuales y educativas.