Claramente, la llamada “inteligencia artificial” (yo le sigo poniendo comillas por lo de “inteligencia”) es el tema del momento. Un asunto que centra tertulias y conversaciones, sustituyendo en muchas de ellas a cuestiones más recurrentes como puedan ser el futbol o los cotilleos del corazón, o incluso la propia política (que cada vez se parece más al fútbol o a los cotilleos del corazón, todo sea dicho de paso). Es decir, nos encontramos ante el tema de moda, y como tal, no siempre abordado con el rigor y prudencia necesarios.
A los que recuerdan el colegio con una sonrisa, a los que dicen “¡Madre mía!” cuando se sorprenden, a los que llevan en la cartera el calendario de la Virgen de la Milagrosa, a los que les importa que sus hijos se eduquen en valores, a los que a la palabra “sor” le dan un significado especial, a los que se preocupan de los demás, a los que siguen montando el Belén con figuritas y río incluido, a los que se emocionan siguiendo una procesión, a los que se despiden diciendo “hasta mañana si Dios quiere”, a los que saben perdonar, a los que se santiguan antes de comer, a los que se levantan cada día con esperanza, a los que nunca se sienten solos, porque Jesús va con ellos, a los que confían en Él… a todos, ¡feliz Día Mundial de la Educación Católica!
Graciela G. Oyarzabal
Departamento de Comunicación
La Asamblea de titulares y directores de centros de Escuelas Católicas de Madrid, celebrada el pasado 16 de febrero, permitió visualizar con nitidez lo que es y aporta, hoy día, la escuela concertada madrileña y, particularmente, nuestras escuelas católicas: calidad, equidad y libertad.
“A las 17.00 en primera y a las 17.30 en segunda convocatoria”. Resulta familiar, ¿verdad? En multitud de ocasiones me he preguntado acerca del sentido de ese “tiempo extra o de propina” con el que nos regalan las “segundas convocatorias” de las reuniones. Un maravilloso guiño a eso tan nuestro de los “10 minutos de cortesía” para comenzar una conferencia, o a la aproximación del “más o menos” para cuantificar el tiempo de una sesión de trabajo o los asistentes a un foro académico.
Dice la leyenda urbana que los amores de barra carecen de consistencia y de estabilidad. Cualquiera lo diría, porque un verdadero “amor de barra”, como el que une a nuestros dos protagonistas, perdura a lo largo del tiempo a pesar de haber enlazado a dos seres distintos, casi antitéticos, con intereses diferentes y casi contrapuestos. Así pues, felicidades a los premiados. ¿Felicidades?...