Se acerca el principal proceso ante el que se enfrenta cualquier centro educativo, concertado o no: el proceso de escolarización, esa especie de veredicto social en el que las familias nos ponen nota escolarizando o no a sus hijos e hijas en nuestros centros.
Más de 400 años antes de Cristo, Sócrates exponía teorías acerca del aprendizaje que hoy la neurociencia y la neuroeducación empiezan a avalar. Para Sócrates el conocimiento ya está en cada uno de nosotros; aprender, por lo tanto, es recordar, en latín recordari, formado por re (de nuevo) y cordis (corazón), es decir: volver a pasar por el corazón.
Que casi nadie sepa (yo la primera) quién es Magnus Carlsen, actual campeón del mundo de ajedrez, y sin embargo, la mayoría estemos al tanto del último gol de Ronaldo dice mucho de una sociedad; no necesariamente bueno o malo, la intención no es el juicio de valor, sino la “foto” que actualmente nos define, quién sabe, quizá la que nos ha definido siempre como raza. Y detrás, no estoy muy segura de si haciendo la foto o como mera espectadora, está la Educación.
Supongamos que es usted Pepit@ y está de pie esperando el autobús, porque ha quedado con sus amigos para ir a ver las luces de Navidad. Una vez que llega el autobús, tiene la suerte de encontrar un sitio y se sienta. La pregunta es… ¿sentado, sigue usted siendo Pepit@ o se ha transformado en, por ejemplo, Obduli@? Piénselo…
Si hubiera llegado puntual a la jornada, hubiera escuchado la primera frase. La frase clave, crucial, la frase brillante que inspiró toda la ponencia de Miguel Luengo, y sobre la que se sustenta la teoría Design for Change… pero llegué tarde; me senté en la última fila e intenté comprender el sentido de la explicación, mientras encendía la cámara de fotos…Y de repente: “¡No penséis en un elefante amarillo!”