La Asamblea de titulares y directores de centros de Escuelas Católicas de Madrid, celebrada el pasado 16 de febrero, permitió visualizar con nitidez lo que es y aporta, hoy día, la escuela concertada madrileña y, particularmente, nuestras escuelas católicas: calidad, equidad y libertad.
Finalizó el sorprendente episodio de la amenaza de supresión del concierto educativo del que disfrutaban los “once irreductibles”, es decir, los centros de FP de Grado Superior que recuperaron su concierto por sentencia del Tribunal Supremo. Como ya dijimos, sólo cabe felicitarnos por ello y agradecer a la Consejería de Educación que pusiera los elementos para posibilitar ese feliz desenlace.
Tras casi cuatro años de legislatura y, con ello, de trabajo en este proyecto de norma, con sus idas y sus venidas, el Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid aprobó el pasado martes día 9 de abril, el Decreto por el que se regula el régimen de conciertos educativos en la Comunidad de Madrid.
Pues parece que, ya rozando el final de la legislatura, el gobierno de Madrid se decide a proponer dos novedades importantes. Por un lado, el impulso a la tramitación de un Decreto madrileño sobre reglamento autonómico del régimen de conciertos. Y por otro, la oferta de ayudas individuales para alumnos de centros concertados que se incorporan a bachillerato sin concierto en su propio colegio.
El pasado martes, 20 de junio, once centros de Escuelas Católicas de Madrid firmaban su concierto para Grado Superior y lo hacían públicamente, con el sano orgullo de quien ve reparada una injusticia. Nada que esconder y mucho que celebrar. Así, cuatro años después, la Comunidad de Madrid vuelve a tener centros privados concertados de FP de Grado Superior. Es una gran noticia para quienes defendemos la libertad de enseñanza.