Pioneros en su sector, el centro de Formación Profesional San Ignacio ha comenzado un innovador proyecto de diseño, desarrollo e implantación de un modelo de competencias profesionales. Un modelo a través del cual se pretende complementar la formación que reciben sus alumnos con el objetivo de prepararles mejor para su inserción laboral. Y es que, la gestión por competencias apuesta más por el desarrollo profesional, al poner el foco en el “cómo se hace” y no en "lo que se consigue”.
Hoy, 31 de enero celebramos su fiesta. S. Juan Bosco, coloquialmente D. Bosco, es “el personaje más representativo del s. XIX, creador de una ingente obra rabiosamente actual, genio de mil facetas”, “padre, amigo y maestro de los jóvenes”, “santo de la alegría y la educación”; al que el mismo Mao incluye en sus mandamientos: “honrarás a Juan Bosco que se cuidó de los humildes y educó a los obreros”. Hasta hoy, un auténtico “influencer”. Nos hemos atrevido, desde esta revista, a preguntarle sobre algunos aspectos de su figura.
Ayer tarde, la comisión permanente del Consejo Escolar de Madrid aprobó el dictamen del proyecto de decreto regulador de la Formación Profesional en la Comunidad de Madrid. Un texto legal, de importante rango, que acomete una oportuna labor de sistematizar, ordenar y compilar la normativa diversa, y a veces dispersa, que estructura y ordena estas enseñanzas... Y sí, digo bien: ¡enseñanzas!
El pasado martes, 20 de junio, once centros de Escuelas Católicas de Madrid firmaban su concierto para Grado Superior y lo hacían públicamente, con el sano orgullo de quien ve reparada una injusticia. Nada que esconder y mucho que celebrar. Así, cuatro años después, la Comunidad de Madrid vuelve a tener centros privados concertados de FP de Grado Superior. Es una gran noticia para quienes defendemos la libertad de enseñanza.
Distintas instancias de la administración autonómica madrileña defienden la pervivencia del cheque escolar en FP de Grado Superior con el argumento de la mayor eficiencia en el uso de los fondos públicos. Según esta teoría, el cheque asegura un gasto fijo por alumno, con independencia del número de alumnos que asisten al aula, que es la verdadera unidad de coste. Si hay 15 alumnos en el aula, el gasto por alumno es mucho mayor que si esa misma aula albergase 25 o 30 alumnos. Claro está, la unidad de coste es el aula y no el puesto escolar.