Desde hace muchos años he sentido gran curiosidad por la educación finlandesa, desde que obtuviera tan extraordinarios resultados en las pruebas PISA. Y desde que ECM empezó a organizar este viaje se despertó mi curiosidad y el deseo de abrir las alas y volar cerca del país de los renos y del sol de medianoche, para comprobar con mis propios ojos tantas maravillas al otro lado del espejo. Tras la experiencia no puedo más que agradecer a los organizadores el haber preparado visitas a tantas escuelas y el haber conseguido un clima de aprendizaje y alegría en el que se han desarrollado estos intensos cinco días en Helsinki.
Os hago llegar mis reflexiones, aunque tengo la impresión de que no van a servir de mucho, ya que no he podido pensar mucho desde que llegamos; pero sí he de decir que vivo con la sensación de tener algo ahí, que me ilusiona y esperanza, aguardando a que pueda rescatarlo y conectar con ello.
Uno de los países más fríos del planeta y, en cambio, nos hemos venido con todo el calor de la buena compañía, de ilusiones renovadas, de proyectos por hacer, de sueños por cumplir, y orgullosos de ser parte de una de las profesiones más bonitas del mundo: EDUCAR.
Próximamente, el Consejo Escolar de Madrid dictaminará el proyecto de Orden que autoriza a 46 colegios públicos de Infantil y Primaria (CEIP) a impartir el primer ciclo de Educación Infantil a partir del curso 2022/23. Es decir, comienza a ejecutarse el anuncio efectuado por la Consejería de Educación que hablaba de una generalización de la oferta de estas enseñanzas, en régimen de gratuidad, desde todos los CEIP. Un anuncio que, paradógicamente, tiene mucho que ver con las propuestas planificadoras que subyacen en la combatida LOMLOE.
El sábado se celebró la gala de la 36 edición de los Premios Goya y yo no podía faltar, entre otras cosas, porque llevo ganándolo desde que tenía cinco años. A mejor guion original. Pero esta vez he cambiado el discurso. Por eso, y en el caso de que alguien se lo haya perdido, me hacía ilusión reproducirlo: