No dentro de mucho, Colón será una plaza y Ortega y Gasset, una calle, nada más, y quizá algún curioso busque estos nombres en su móvil para volverlos a olvidar, porque ¿para qué queremos la memoria? Tampoco importará mucho ni saber, ni pensar, mientras hayamos conseguido acabar con ´e´ todas las palabras, juzgar ante un tribunal los impulsos de un gallo malo (parecía de lo más normal, pero esos son los peores), y, por supuesto, socio-eco-femi-afectivo-transvivir colgados de una rama.
Los debates, sobre todo en materia política (si es que no es todo, de uno u otro modo, política) no siempre son del todo limpios y claros en los términos. A veces porque los conceptos son complejos, o evolucionan. Otras veces, por mero desconocimiento de quien los usa, cuando hacemos más opción por el contertulio de programa de telebasura, una especie de cuñado mediático que de todo habla y de nada sabe, que por el hombre de renacimiento, que, al menos en el uso de esta expresión, sabía de casi todo. También a veces, porque directamente se usan con mala fe, de forma interesadamente equívoca, a fin de enturbiar.
“Yo no quiero volver al mundo de hace tres meses.
Yo quiero llegar, como Colón en sus viajes, al litoral del Nuevo Mundo.
Que todo cambie para que la vida siga”.
(Fernando Sánchez Dragó)
Dice Sánchez Dragó que no quiere volver al mundo de hace tres meses… ¡pero es que no vamos a volver al mundo de hace tres meses, aunque lo estuviéramos deseando!
Los cambios que se han producido y seguirán produciéndose son muchos; de unos nos podemos dar cuenta ahora mismo, de otros tardaremos meses o año en ser conscientes… los que aquí enumeramos son solo algunos, muy pocos de esos cambios, y con visión subjetiva y parcial.