Dos cafés calientes y alboroto inusual; en el bar también servían un “derby”. El “humo” al café lo puso mi amiga; venía del colegio que dirigía: “¡No hay crítica ni un mínimo análisis de la realidad!”, repetía indignada. “¡Falta equilibrio, sentido común!”. Entre sorbo y sorbo y el consabido grito por amenaza de gol, “arreglábamos el mundo” describiendo con cierta preocupación el hombre manipulable de nuestra “débil” sociedad: “Ponemos el futuro y empleabilidad, con exclusión, en la tecnología, lo único que se valora y para la que sólo hay que formar. Las humanidades son estudios débiles que parecen avergonzar y la Filosofía se cuestiona, desconoce o desaparece en la escuela”. “La comodidad, dejarse llevar y el miedo a juzgar y expresar lo correcto, equilibrado, se han instalado lamentablemente entre nosotros; repetimos sin más lo que oímos en los MCS o al superficial y descarado de turno; numerosos “tertulianos” se esfuerzan en los medios con falsos equilibrios evitando posicionarse o afrontar la verdad”: “No tenemos valentía ni libertad para pensar y han desaparecido los intelectuales, críticos y pensadores”. “La credulidad, defendida con descaro e ignorancia, ante remedios para la salud o valoraciones de problemas diarios y la actuación irreflexiva empiezan a manifestarse con demasiada normalidad”…
Con el café y el tiempo poníamos fin a aquella conversación; tampoco la facilitaba el entusiasmo y alboroto que provocaba el “deporte nacional”. Recordamos “El Show de Truman” y “Un mundo feliz” que nos sirvieron de síntesis. A los dos nos gusta el cine y la ciencia ¿ficción?. Weir y Huxley nos parecían más que profetas.
Luego, a solas, seguí reflexionando sobre la única, a mi entender, salida válida: La Educación y la perspectiva filosófica. Educar con verdad a nuestros niños y jóvenes; y recuperando pedagogías, herramientas y competencias que prioricen el auténtico desarrollo de lo humano y la persona integral: El planteamiento filosófico de la educación, la Filosofía como materia troncal y el refuerzo de las humanidades; implementar la capacidad de pensar, criticar, resolver con autonomía y libertad, la perspectiva histórica, el saber valorar desde el ser, verdad y belleza o buscar la propia realización personal; dar profundidad a la educación separándola de intereses políticos, recuperando sus fines y objetivos auténticos, serenándola y poniéndola por encima del irreflexivo vértigo social…; dotar al educando con lo esencial de esquemas sólidos e imprescindibles, que le permitan después el desarrollo en cualquier opción vital; e innovar de verdad poniendo en su sitio tantas “experiencias pedagógicas” que pueden estar provocando pérdida de rumbos, superficialidad e irreflexión, despiste, en la “sagrada misión” de educar…
No sé si es del todo ortodoxa esta ecuación; a mí me parece muy real y la explico en mis clases: La persona no puede “ser feliz”, realizarse, sin “ser libre”; pero no puede alcanzar la libertad sin “ser crítica”; y para ser capaz de criticar, necesita “saber, conocer, indagar, estudiar”… Por otro lado creo que debemos desmentir aquella expresión: “Pensar es un lujo que sólo pueden permitirse unos pocos”…
Urge facilitar a “Tru-man” (hombre verdadero) cruzar el mar y abandonar el show, encontrarse consigo mismo; y ayudar a buscar y encontrar la auténtica felicidad destruyendo los mitos de un “mundo falsamente feliz”… Urge educar, enseñar a niños, jóvenes y personas mayores (“educación continua”) a hacerse preguntas; y darles conocimientos y recursos para saber y poder encontrar respuestas, para decidir libremente y realizarse siendo felices… Parece necesario recuperar el concepto de filosofía en la educación y la Filosofía en la escuela… Kant nos recordó ya lo imprescindible de saber cuestionarse sobre lo que podemos conocer, hacer y esperar. Muchos siglos antes Aristóteles nos había planteado los objetivos de buscar la “verdad” aprendiendo a conocer y pensar para alcanzar el “bien” con el uso de la decisión libre, y así lograr el “ser” personal, la felicidad… Y entre nosotros Ortega ha defendido ser “héroe, hombre auténtico” rechazando ser “Hombre-masa” que se niega a cualquier esfuerzo (pensar y actuar) para acomodarse a las circunstancias disculpándose con ellas… Permítaseme acabar plagiando aquella frase de Marx y Engels (o más bien de K. Schapper). “Humanos del mundo, sed incómodos, no renunciéis a criticar y pensar; sublevaos y sed vosotros, que no os quiten la libertad”.
José Antonio Zazo Sánchez
Responsable de FP en ECM