Psst, psst... ¡Eh, oiga, perdone..! ¿Dispone de siete segundos? ¿Sí? Pues hágame el favor, venga, venga..., acérquese a la pantallita y pinche donde la flechita... Mire, mire....
1, 2, 3... y 7!!!!
¿Y bien?... ¿Qué le parece? Impresionante, ¿verdad?
Pues sí, efectivamente, es impresionante como, en sencillamente 7 segundos, puede alguien cargarse la pluralidad, la riqueza, la evolución, los matices, ... todo lo que, en definitiva, da calor y color a un sistema educativo que pretende ser moderno, acogedor, rico, plural... que pretende ser propio y apto para una sociedad del siglo XXI.
Cierto: esta señora circunspecta y adusta, que habla desde tan lustroso estrado en tono de reprimenda a sus ciudadanos-vasallos, para decir que "en esta región, la educación sólo tiene un color, y es el color rojo, es el color de los socialistas" está, de un plumazo, empobreciendo el mejor y mayor patrimonio que los gestores de lo público pueden poner a disposición de una sociedad plural y variopinta... De una sociedad que gusta de colores diversos, de matices, de variedad, de evolución, de innovación...
Para esta señora, atrás quedan las opciones, los colores, los formatos, la elección de las familias y de sus hijos e hijas... Atrás quedan los derechos individuales que, debidamente postrados, se inclinan ante el monocolor rojo "de los socialistas"... ¿Qué será de Reggio Emilia y de su planteamiento colorista del crecimiento y de la formación? Sin duda, aquí no tendría cabida... ¡Aquí sólo cabe el rojo!
Qué pena que una alta responsable educativa sostenga un planteamiento tan pobre y empobrecedor... Tan raquítico... Tan ofensivo para el resto de los colores... Qué pena que, en solo siete segundos, podamos eliminar la paleta de colorido de la vida y de la educación, y nos uniformemos todos de una forma tan triste y monótona... Ya ve usted... ¡En sólo siete segundos!
Emilio Díaz
Responsable de Comunicación y Relaciones Institucionales