No hace mucho, mantuve una curiosa reunión con unos señores que habían montado una empresa para asesorar y guiar a centros educativos en distintas facetas de su día a día... Tan pronto te orientaban en temas jurídicos, como te llevaban las extraescolares, como formaban a tu profesorado, como te daban de comer... En fin, un dechado de polivalencia aplicado en un verdadero "todoterreno" educativo.
Hasta aquí, todo bien; todo legítimo y, para quien le guste este tipo de instituciones, todo correcto. El problema vino cuando, en un momento de "venida arriba" del interlocutor principal, el responsable de la entidad vino a citar, entre sus múltiples capacidades y competencias, la de "convertir a un centro educativo en innovador en un plazo de dos años"...
Obviamente, la frase hizo las veces de "prueba del algodón" sobre el resto del discurso. En escasos segundos quedó desmontada la credibilidad sobre las virtudes de la institución antes expuestas, pero sobre todo, quedó demostrada la ignorancia acerca de lo que supone innovar educativamente; es decir, de lo que implica crecer, estar atento a lo que acontece en el entorno, evolucionar, cambiar, ser rebelde... En definitiva, tener una ACTITUD inconformista que mueve a buscar soluciones, a romper esquemas, a preguntarnos permanentemente "por qué" y a esforzarnos por encontrar respuestas...
El pasado miércoles, día 30 de marzo, la Fundación SM premió a cuatro centros madrileños por sus buenas prácticas innovadoras para el éxito educativo. Todos ellos se caracterizaban por una verdadera actitud innovadora, que les lleva a adelantarse a sus circunstancias y contextos, y buscar con ahínco soluciones a sus viejos o nuevos problemas. Una actitud sostenida en el tiempo, basada en un compromiso de titularidad y equipos directivos, que han sabido contagiar y liderar a sus respectivos claustros y comunidades esas ganas de solucionar, de anticiparse, de pelear el día a día... día tras día, semana tras semana... siempre y sin un plazo final. Claramente, el centro María Reina, de Orcasur; y el Nazaret, de Oporto, ambos premiados, son buenos ejemplos de ello. Al igual que también lo es el programa de ECM "Innovación 43.19", que hace de la sostenibilidad del proyecto, de su viabilidad práctica, y del compromiso del conjunto de la comunidad educativa, su razón de ser y su seña de identidad.
Distintos problemas y siempre, distintas soluciones. ¡Eso es actitud; eso es innovación! Que nadie nos venda humo; que nadie confunda la innovación con una simple estrategia comercial; que nadie nos venda la innovación como si se tratara de una loción de crecepelo.
Qué: III Concurso Buenas Prácticas para el Éxito Educativo de la Fundación SM
Quién: Colegio María Reina, de Orcasur; Colegio Nazaret, de Oporto; IES Alpajés, de Aranjuez; CEIP Vicente Aleixandre de Alcorcón
Cuándo: 30 de marzo de 2016
Dónde: CaixaForum de Madrid
Emilio Díaz
Responsable de Comunicación y Relaciones Institucionales
