¡Válgame Dios, cómo pasa el tiempo! Parece que fuera ayer cuando, en el salón de actos del colegio de la Sagrada Familia de Moratalaz, nos reuníamos un día de octubre de 2007 con algo más de cien directivos y responsables de idiomas de centros de ECM para informarles acerca de una iniciativa que bautizamos con el acrónimo de BEDA, invitándoles a que participaran en ella. Recuerdo vivamente el mensaje que dirigí a los asistentes, en el que daba fe de lo sólido y reconocible del punto de partida del proceso, y de lo cierto y sabido del punto de llegada; pero también admitía lo incierto de un camino que debíamos recorrer juntos, ayudándonos unos a otros a sortear dificultades y minimizar riesgos.