Sin llegar al extremo programado y vilmente malintencionado de los dos minutos de odio que George Orwell ilustraba en 1984, el ser humano, como individuo eminentemente emocional necesita liberar el estrés. De una u otra manera, el estrés –la gran enfermedad del S. XXI- exige un manejo minucioso para evitar que sea él quien nos termine manejando a nosotros. En los niños, y más en los nuestros, me refiero a los que viven en España, cuya tarea en casa es la mayor de la Unión Europea, el estrés supone una barrera al aprendizaje; por eso es tan importante saber gestionarlo en aula.