Si aludo al Sexto sentido del séptimo arte, rápidamente nuestra mente piensa: “a veces veo muertos…” Así, como un impulso incontenible; y eso se debe a la fuerza del cine que, más allá de verse, se siente, y se recuerda, porque ocupa el mismo espacio que ocupan las emociones, porque en menos de dos horas permite la reflexión, consciente e inconsciente, la atención, el silencio, la concentración, el entusiasmo y, sin duda, el aprendizaje. Por este motivo, la Semana del Cine Espiritual adquiere una relevancia significativa en nuestros centros.