El artista es quizá uno de los “seres” con mayor necesidad de compartir, también su obra, pero sobre todo cada paso del camino. Muchas veces, porque en el camino del otro estaba el zapato que habían perdido, otras porque mirarse desde los pies del de enfrente perfecciona la perspectiva siempre, y la mayoría por el placer de ser comprendido. Por eso, en ese “mundillo del artisteo”, la taberna, el bar o los cafés no se asumen, se presumen. Y ahí están el Café Gijón, el Toni 2, la Comercial o el Café Central, por citar algún ejemplo mítico, pero vamos, para dar y tomar… Menos en el mundo educativo que no existía. Hasta ahora. Se abre el telón…
Y aparecen un grupo de profesores de diversas artes y distintos colegios tomando un café, mientras intercambian su emocionante proceso de creación diario, dia-rio, (osea de todos los días, que ni Lope de Vega en su mejor racha…). ¿Cómo se llama la película? "Café de las Artes" en el contexto del Programa Artes de ECM. Se baja el telón y aplauso. Por fin, los artistas que trabajan en los colegios tienen su lugar de encuentro, y no es otro que su propio taller: su colegio, donde así, a ojo, debe de haber más musas por metro cuadrado que en ningún sitio…
Por tanto, una buena noticia para ellas, las musas, –urge cuidar al gremio-, que se desarrollará a lo largo del curso, mediante varias “quedadas” programadas para hablar, debatir e inspirarse en los proyectos artísticos que se están llevando a cabo en nuestros centros. Y es que hay reuniones capaces de convertir el café con leche de toda la vida en un café ¡olé!
Graciela G. Oyarzabal
Departamento de Comunicación