“Piensa en ti” es el consejo de moda, más cercano al eslogan que a la enseñanza, que últimamente repiten como un mantra amigos, familiares, psicólogos, coaches y, por supuesto, anuncios de todo tipo. “Tú ahora lo que tienes que hacer es pensar en ti”, como si eso fuera a hacernos bien.
Da la impresión de que la sociedad ha comprado el discurso hedonista de una campaña de publicidad buenísima, centrada en que si quieres algo lo hagas, porque así te vas a sentir bien, teniendo en cuenta que “algo” quiere decir “producto”, que “lo hagas”, significa que lo compres y que en “sentir bien” habría que añadir “un rato intrascendente”, porque la idea es que sigas queriendo algo y haciéndolo tantas veces como ratos haya en tu vida. Y, de este modo, colonizados por una idea trampa nos recomendamos pensar en nosotros mismos. Por supuesto que estar bien, cuidarnos, sentirnos en paz es importantísimo, pero quizá el peor camino para lograrlo es precisamente pensar en nosotros, por mucho que el juego de palabras esté tan bien hecho que esto que digo parezca una barbaridad. Pensar en uno mismo aísla e irremediablemente magnifica las preocupaciones y dolencias, situándolas en el centro de una vida vacía. Pensar en el otro, sin embargo, da sentido a esa vida, haciéndonos sentir bien de verdad. No es casualidad que la mayoría de los lemas de nuestros centros vayan en ese sentido: “ser para los demás”, “saber más para servir mejor”, “ser para servir”, etc. siguiendo el ejemplo de la vida de Jesús y es que, sinceramente, las personas más felices que conozco son las que más se dedican a los demás, las que con gestos sencillos piensan en cómo hacer un poco más fácil o más alegre la vida de quienes tienen a su alrededor, las que encontraron el sentido último de un ser humano que fundamentalmente ha evolucionado para ser social, para convivir y entender al otro y saben que la inteligencia, necesaria para no terminar construyendo una sociedad egoísta llena de “tis” al borde del abismo, está más cerca de otro eslogan: “olvídate un poco de ti”...
En la foto: Alumnos ayudantes/mediadores del Colegio Santa María de la Providencia que, al igual que otros muchos alumnos de otros centros, en el marco del Programa de Convivencia de ECM, favorecen el bienestar de todos sus compañeros. ¡Gracias!
Graciela Oyarzabal
Departamento de Comunicación de ECM
