Reconocemos el amor verdadero porque nos hace mejores, porque es capaz de sacar de nosotros aquello que admiramos, a veces sin darnos cuenta; ese algo que nos hace especiales, extraordinarios, únicos, príncipes y princesas, habitantes del mismo planeta que El Principito, de quien, por cierto, desconocemos qué quería ser de mayor… ¿que qué tiene que ver?
Mucho, teniendo en cuenta que El Principito hubiera sido un profesor excelente. Y es que a la Educación verdadera, como al amor, también se la reconoce a la distancia del literario asteroide B-612, entre otras cosas porque en esencia es lo mismo. Quién sabe a qué se hubiera dedicado nuestro queridísimo personaje si es que alguna vez se hizo adulto… Afortunadamente, de lo que no tenemos ninguna duda es de lo que nuestros profesores quisieron ser de mayor: Principitos…
Graciela G. Oyarzabal
Departamento de Comunicación