Nuestro Madrid, tremendo, poderoso y vasto, tan a salvo, tan protegido por su manto de asfalto que por más que asome la cabeza para verse mejor no hay extremo climatológico que no burle con chulería, ¡pum!, como si se hubiera colado en la canción de Silvio Rodríguez, se ha borrado de pronto por un disparo de nieve y debajo, ¡cuidado rama! debajo, los madrileños pico y pala entendiendo que eso de estar tan pegados al cielo algún riesgo tenía que tener…
La verdad es que no tardamos mucho en pasar de la sorpresa, la emoción, el muñeco de nieve tamaño Shrek y la foto en Instagram al “madre mía qué vamos a hacer que no podemos llevar a los niños al cole”, y menos aún en ponernos manos a la obra...
Puede que nos estemos acostumbrando a la excepcionalidad, a los estragos de una ciudad que lleva tiempo midiendo nuestra capacidad de reacción, de superación y entrega. El caso es que la respuesta sigue siendo épica, inagotable, y el agradecimiento no se puede quedar atrás. A todos: familias, profesores, titulares y alumnos ¡¡G R A C I A S!! Sois inmensos, valientes, increíbles, mágicos, fantásticos, ¡extraordinarios! A propósito… si algunos sois los extraterrestres que nos llegaban la semana pasada, sed bienvenidos y alegraos: estáis en el bando de los invencibles…
Graciela G. Oyarzabal
Departamento de Comunicación