Primeros pasos del controvertido Programa ACCEDE sobre cesión de libros de texto promovido por la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, en desarrollo de la llamada (¿mal llamada?) ley de gratuidad aprobada por la Asamblea de Madrid a instancia de un gobierno que siempre ha dudado (por no decir negado) de su paternidad respecto de esta norma.
Y como cabía esperar, cuando el lazo afectivo es frágil, el acompañamiento y apoyo a la ley se debilita. Y eso acaba notándose. Y se nota en el poso de inquietud y cierta insatisfacción que se vive en los centros con relación a este sistema de préstamo. Una insatisfacción que se desprende de los plazos establecidos; de la población escolar inicialmente beneficiada; de la información transmitida; del trabajo burocrático que el sistema genera a los centros y que recaerá fundamentalmente en un ya saturado personal de administración y servicios; y, sobre todo, en los límites económicos planteados para las ayudas y su posible incidencia en la autonomía de los centros para determinar sus libros y materiales.
Sin duda, la idea de gratuidad de textos y materiales es loable, pero exige una reflexión más serena. Una reflexión que debe comenzar en el sentido que deben tener los materiales y libros escolares, que persiguen un uso y disfrute sin barreras, sin límites.... Un uso y disfrute que implica una ósmosis entre el niño y el libro; una interrelación física recíproca, en la que el uno se vuelca y proyecta en el otro, dejando su huella indeleble... Una huella que, en el caso del libro, difícilmente será compatible con las pautas establecidas por la Administración para que los libros en cuestión puedan participar en el sistema.
Reflexionemos, debatamos, dialoguemos... Sepamos antes qué queremos hacer con el libro. Pensemos antes qué queremos con la gratuidad. Analicemos si esa "gratuidad" debe beneficiar a todos por igual, o sólo a los que más lo necesitan. Conozcamos el porqué de la gratuidad en los libros, y no en cambio en otros servicios u objetos relacionados con la escolarización (uniformes, comedor...). Y a partir de ahí, promuévase una normativa eficaz, justa y coherente cuya paternidad no esté en duda y sea reconocida valientemente.
Emilio Díaz
Responsable de Comunicación y Relaciones Institucionales de ECM