La tierra del sol naciente se convirtió hace tiempo en el amanecer que Occidente se sienta a observar, de vez en cuando, con esa distancia que mantiene la chispa de los amores platónicos. Y en plan fetichista, consumimos sushi a domicilio, budas de cerámica de “los chinos”, letras que significan “mamá” (con lo bonito que es “mamá”) tatuadas en la piel y proverbios de todo tipo en Google. Al respecto: “Te fascina de repente, te rindes repentinamente”.

Pero Japón no deja de seducirnos, porque su estética es irresistible, tan zen, tan relajante, tan cojo una katana y te corto la cabeza a lo Kill Bill y qué maravilla de arte marcial… Toda una filosofía de la belleza que irremediablemente enamora en colores y nos deja ojos de personaje Manga. La clave es que más allá de crear y consumir belleza (algo que más o menos podemos hacer todos) el japonés cree en la belleza como motor de transformación de la sociedad y de uno mismo y, en ese sentido, la vive con toda la parafernalia y dedicación que eso conlleva, mientras el europeo, como mucho, se esfuerza por conseguirlo en un curso de Mindfulness.

Es, por todo ello, un placer disfrutar, un año más, de la entrega de premios del Concurso Internacional de Pintura y Dibujo Infantil del Museo de Bellas Artes MOA de Japón en el marco del Programa Artes, que tuvo lugar en el Colegio Cristo Rey (Avda. San Luis). Un evento centrado en esa belleza como expresión artística, y dedicado al amor por el entorno y las tradiciones a través de la pintura. Un evento que emocionó con la voz de Reinoko (religiosa de Esclavas de Cristo Rey y japonesa) y la sonrisa de los 36 alumnos premiados en cuatro categorías (5 oro, 10 plata, 19 bronce y 2 menciones especiales que han sido expuestas en el museo) de entre los 470.000 participantes en todo el mundo.

Gracias por este oasis de tiempo y sensibilidad necesario para conectar con la belleza que no es sino la esencia de lo que somos, pues, es cierto: “no hay nada más triste que ver esa belleza que Dios ha derrochado en la vida, contaminada por el hombre que no ha sabido valorarla” y esto no lo dice el Sintoísmo, ni Buda, ni ningún proverbio oriental, sino Benedicto XVI, quien dirigiéndose a los artistas afirmó: “Vosotros sois custodios de la belleza”. Ahora bien, creerlo y ponerlo en práctica es, también, una cuestión de Fe…

Graciela G. Oyarzabal
Departamento de Comunicación