En la comparecencia en la Comisión de Educación de la Asamblea de Madrid del pasado 2 de junio, Escuelas Católicas de Madrid llamaba la atención a la representante de Podemos acerca de la pluralidad ideológica y sociológica en los centros católicos. Efectivamente, y coincidiendo con la necesidad de una educación abierta, se le indicó que resulta muy alejado de la realidad el prejuicio de que los centros católicos son una fábrica de adoctrinamiento irracional, o que son centros solo para familias católicas, apostólicas y romanas. A nuestros centros acuden todo tipo de familias, de todo el espectro ideológico. Y de nuestros centros han salido alumnos que han terminado también en formaciones políticas de todos los colores. Desde luego como adoctrinadores, lo hacemos fatal. Muy probablemente porque nunca fue el objetivo.
Cuando el debate que, quizá, se puede estar planteando hoy en alguno de nuestros centros es si las alumnas musulmanas pueden jugar o no con velo, resulta sorprendente que un representante político pueda plantear un debate sobre si los centros católicos admiten solo a alumnos católicos. Ello muestra hasta qué punto existe un gran desconocimiento de la realidad y, sobre todo, escaso interés por conocerla, no vaya a ser que se tenga que cambiar el mantra oficial.
La encuesta de Escuelas Católicas sobre “demandas educativas de las familias”, presentada el pasado día 8 de junio, corroboró de forma científica que nuestra escuela es fiel reflejo de una sociedad plural y diversa. Si después de esta radiografía social de la escuela católica, concertada en su práctica totalidad, alguno sigue afirmando que es una escuela solo para católicos, habrá que concluir que la aspiración de una educación abierta, que abra los ojos de los alumnos a la realidad, no es más que una tapadera para encubrir una concepción de la educación al servicio del adoctrinamiento ideológico.
José Antonio Poveda
Secretario Regional ECM
