Esta misma mañana se ha publicado la orden por la que se regula la renovación, modificación y acceso a los conciertos educativos. Esto quiere decir que todos los centros que deseen renovar o, en su caso, acceder al concierto, deben formular la correspondiente solicitud durante las próximas semanas del mes de enero.

Es decir, comienza un nuevo ciclo para el régimen de conciertos. Un ciclo de otros cuatro o seis años, que no suponen, o al menos no debieran suponer, más que un nuevo tiempo de normalidad institucional durante el cual los centros, y sus comunidades educativas, siguen manteniendo la situación pacifica y sostenidamente preexistente desde el año 1986, año en el que se puso en vigor este régimen.

Un nuevo ciclo que comienza desde el derecho de los titulares de los centros a ver cómo se renuevan sus conciertos preexistentes, y desde la obligación de la Administración a renovarlos con normalidad, en un simple acto de continuidad y estabilidad.

Esperemos, pues, que el gobierno regional vea en este simple trámite una formalidad que hay que cumplir siguiendo un mandato reglamentario, y no una ocasión para revisar o ajustar (¿cabría decir "recortar"?) el concierto a centros que, por haberse implicado especialmente en sus compromisos sociales e inclusivos, han podido ver mermada en algún caso su matrícula. En este sentido, y siempre desde la transparencia y las reglas claras, debemos esperar que prevalezca un criterio de estabilidad de la red y de ratios de alumnos por aula que garantice la calidad de la docencia y el equilibrio de los centros. Y es que, como siempre hemos dicho, el concierto y su renovación no es una potestad de algunos, sino un derecho de todos.

Emilio Díaz
Responsable de Comunicación y Relaciones Institucionales